lunes, 27 de julio de 2009

Un cajón negro dispuesto a mentir cada día en especial a mí.

Ser, agua, fuego, gol, ácidos, Maradona, Lennon, Borges, todos ellos juntos en la misma oración banal, encarneciendo en su propia figura las desgracias y tristezas que cada ser humano quiere comprender sin vivir.

Sintiéndome solo transcurro a las piernas tortuosas de la soledad, bañándome en su sangre, siendo uno más de sus hijos enfermos que quieren cambiar su destino ya de por sí más que torcido.

Golpeo una vez la puerta y no encuentro nada, golpeo dos veces,y encuentro a un hombre que vomitaba conejitos, yo comí uno de ellos, mientras fijamente leía unas cuantas cartas escritas por él mismo a una misma persona, así sentía, si en ese momento sentía, ese calor intenso que recorría mi mente y mis sentimientos, si es que eso existe.

Algunas palabras son opiáceas cuando durmen junto a mí en la cama de al lado, en el libro que guardo bajo la almohada encuentro las realidades más atroces que se puedan imaginar, en un cajón de enfrente me enfundo cada mañana en el surrealismo creado para que no vomíte encima mío.

En oraciones banales encuentro palabras, como; ser, gol, agua, fuego, ácido, Maradona, Lennon, Borges y ahora, como un martillo que golpea de maneras resonantes mi cabeza, Jackson.

Concluído está, es hora de destruir todo lo relacionado al cajón, pues duerme la mente, como cualquier droga dura que pueda haber probado alguna vez.