viernes, 10 de abril de 2009

Es lo que el Árbol me dijo que hacía mal.

Cada día me levantaba temprano para poder ver a la estrella aparecer, pero me aburrí, y decidí que era tiempo de mejor acostarme tarde para ver a esa luna caminar por ese vasto universo que cobija al planeta, pero después de un tiempo también me cansó, fue cuando comprendí que las rutinas establecidas me abruman, y es cuando decido correr hacia las paredes de la locura, pero, no sé, me he dado cuenta que también es una rutina, así que he optado por hoy hacer nada, aunque mañana va a ser una rutina, entonces, ¿qué hago?, si se que también el hecho de no tener rutinas y desechar una tras otra, es una rutina. También sería una rutina hacer algo nuevo cada día, sería la rutina de cosas nuevas, ¡maldita maldición!, estamos hechos para vivir en rutinas, unas más frescas que otras, mas todas son rutinas, hasta quejarme de ellas lo es, no importa, en este momento creo que lo mejor que puedo hacer es seguir al conejo por el agujero y ver si encuentro algo que jamás haya visto.

domingo, 5 de abril de 2009

El milagro que nos da el Alba.

Y el día se torno de colores miles,
desnudándose el sol en el oriente,
sonrosaba tu rostro como las nubes
esa dulce mañana en la playa, tu escondite.

Sentada en las piernas de la soledad
mirabas ese embriagante paisaje atónita,
un poco abstraída sin ninguna finalidad
en ese cielo absoluto que te hacía sentir anónima.

Todo el lugar absorto de ruidos,
solo la armonía natural que cantaba,
a la voz de las olas y diversos sonidos,
que juntos todos se complementaban,
para que tu corazón no les abandonara.

Vos perdida, vos callada, yo viéndote,
a vos y al alba,
para que yo pudiera verte,
como merecías ser admirada
no podía ver tu rostro, debía ver el alma.