Las cartas son un poco diferentes cuando las hacés para Margaritas, solo podés decir lo que callas cada cierto tiempo, ¿cada seis meses? y luego volver a empezar. Eligiendo los caminos distintos, lo que te lleva a los polos opuestos, y yo sigo caminado, solo, pero bien acompañado. Hasta encontrarte nuevamente en el punto medio, a ese que llegas después de tanto andar, cuando ya llorás por la desesperación del camino, y esperás entonces, ver en esa flor la luz del sol que tenías tiempo de no ver, seis meses para ser exactos.
Te sentís bien, feliz, y querés llevarla a casa, cortarla para que te hable en el camino, para que te diga sus sueños, y te comparta sus esperanzas. No podés ser indiferente, evitar sentir es no vivir, es dejar de ser.
Es entonces cuando luego, pensás, si la corto muere, y si muere deja de hacer todo lo que disfruto, y tomás la decisión de volver a caminar, solo, por otros, para ser exacto, seis meses.