martes, 30 de agosto de 2011

Cartas para Margaritas.

Me gusta más el silencio de la noche para pensar lo que puedo hacer mejor. Las noticias son iguales todas las mañanas. Vos seguís ahí, yo leo un poco y fumo la simpleza de estar aquí. Mientras escucho los sabores, y saboreo los sonidos, vas sonriendo a la misma vida de siempre.

Las cartas son un poco diferentes cuando las hacés para Margaritas, solo podés decir lo que callas cada cierto tiempo, ¿cada seis meses? y luego volver a empezar. Eligiendo los caminos distintos, lo que te lleva a los polos opuestos, y yo sigo caminado, solo, pero bien acompañado. Hasta encontrarte nuevamente en el punto medio, a ese que llegas después de tanto andar, cuando ya llorás por la desesperación del camino, y esperás entonces, ver en esa flor la luz del sol que tenías tiempo de no ver, seis meses para ser exactos.

Te sentís bien, feliz, y querés llevarla a casa, cortarla para que te hable en el camino, para que te diga sus sueños, y te comparta sus esperanzas. No podés ser indiferente, evitar sentir es no vivir, es dejar de ser.

Es entonces cuando luego, pensás, si la corto muere, y si muere deja de hacer todo lo que disfruto, y tomás la decisión de volver a caminar, solo, por otros, para ser exacto, seis meses.


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