Para mi amiga invisible.
Hace mucho tiempo, en lugares desconocidos por el ojo humano, vi, lo que, aunque no lo crean me parecía imposible, vi una niña en Marte -es cierto, ya hay imágenes de Marte, mas no del lugar donde yo estaba-, pero más imposible de creer era, que esa niña, jugaba con una flor al lado de un río, se preguntarán como fui a parar a un lugar tan lejos de casa, la verdad es que yo solo iba de paseo. Ya lo sé, es como difícil ir solo de paseo, pues bien, no se si alguna vez ustedes tuvieron la dicha de conocer a un Principito que tenía la capacidad de andar de planeta en planeta, entonces, debo de confesarles, que en lugar de creer que era solo una historia infantil la sentí, y fue por eso que también aprendí a viajar entre cuerpos celestes sin ningún problema.
Era una niña hermosa, la cual, desde el momento que comencé a descubrirla no dejó de asombrarme, era sencillamente distinta a lo que alguna vez imaginé, a lo que entendí, a lo que a simple y superficial vista había notado, algo que pudiera igualar lo hermoso de ella, solo podía ser la Aurora Boreal que había contemplado años atrás, cuando solo era un niño. Me acerqué a ella con temor, y conversamos, me contó las desventuras de su alma, y las alegrías de sus sueños, y la escuché, y me sentía tan feliz, que acudía a ella todo el tiempo, y, tenía ese mágico efecto que derretía mi ya congelado corazón. La alegría y la confianza brotaban como el agua de ese río.
Casa me llamaba, pero esa niña me parecía demasiado hermosa como para dejarla sola en ese planeta, mas en realidad, no estaba sola, tenía a la flor, una flor que representaba su corazón, era una flor de desierto, así que se imaginan todo los colores que nacían de ella, era demasiado delicada, esa pequeña flor vivía de la ilusión de la niña, y esa ilusión era mantenida por una pequeña estrella que asomaba todas las noches.
Un día que decidí caminar un poco, fui a dar a la estrella, y sin querer alteré su rumbo, y la hice desaparecer de la atmósfera de Marte, cuando me percate del daño era demasiado tarde, la flor de la niña se secaba, y ella lloraba desconsolada, fue cuando me transformé de su amigo, a su atacante, todo en un abrir y cerrar de ojos.
Hasta hoy sigo llorando por la flor de la niña, pero lloro más por la niña, aunque a decir verdad, lloro más por lo que viví con la niña, pues fui su cajita de secretos, y ella llegó a ser para mí la representación del cariño que había olvidado existía. La quería como aquella Aurora Boreal que vi hace mucho tiempo, y sentía por ella algo distinto, sentía amistad, eso que había dejado a un lado cuando decidí convertirme en un lobo, y aun así ella, fue mi amiguita.
No sé como fue, no sé que pasó, pero daría lo que fuera por recuperar su flor, su sonrisa, si solo supiera el camino que tomó la maldita estrella que hoy, hoy, su recuerdo, me llena de desdicha.
Mientras tanto, trato de olvidarlo desde acá, pero ya el Polo Norte solo me trae un recuerdo de ella, no sé porqué, ya no es mi lugar favorito en el mundo.
6 comentarios:
wOw! esto esta wenisimoOo!!!
sOs la primera persona en mi existir ke haga ke yo gilma granizo lea tantas veces un escrito a como he leido este!!
att:gilma!!
Genial... Sinceramente, me encanto... Me remonto a la primera vez que lei el principito y la verdad ese es uno de mis libros favoritos, porque due mi niñez... En verdad loco, Genial...
Se me olvido decirte, el escrito esta muy bueno, pero el titulo no. Creo que a pesar que escribiste tanto, al final no dice nada...pero aun asi, el escrito me encanto...
Creo que es total culpa mia, lo que pasa es que va dedicado a una persona, y pues, me parece que por las situaciones que me llevaron a escribirlo, solo ella y yo logramos juntar el título con el escrito, pero la verdad muchas gracias por tus observaciones, ¿qué sentido tiene publicar lo escrito si no sabés que siente el que lo lee?.
Sniff... Me gusto...
marito me encanta.. mua besos segui asi...
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