He visto, porque mis ojos me lo permitieron, cosas inimaginables, verdades intangibles, fórmulas aburridas, teoremas absurdos yhe visto al cielo cuando llueve. He escuchado, porque gracias a Dios tengo oídos, excusas, opiniones, sueños y planes. He tocado, porque nací con piel, la seda, la madera, la rugosa piel de mi abuelita, tu lisa piel palpitante húmeda tras la lluvia. He olido, por mi ancha y chata nariz de boxeador o de nativo americano, tu esencia natural, la basura por las contrastantes calles, la orina y las heces de los baños universitarios y el aroma de las rosas. He saboreado, ¡y que suerte ha sido!, tus lágrimas, los helados, la comida de mi madre, la nieve, un horrible tres leches, el polvo, el vino espumoso de la victoria y la miel.
He vivido 21 largos años visto fríamente, así como vemos el tiempo que hemos estudiado o lo que falta para salir de la cárcel, visto de manera real solo he vivido un segundo,- un parpadeo,un suspiro-.
He vivido con la calma acelerada de un niño que bebió algo dulce, mis pendientes son vanos y un tanto absurdos, excepto uno, y es el que me ocupa hoy, siento que la burbuja que me ha llevado por este jardín tropical está por estallar, hoy puede que comience a ver lo que está a mi alrededor, ni lo bonito, ni lo espantoso, hoy quizás vea el espíritu de las cosas, el alma de la gente, quiero leer las intenciones de sus palabras.
Hoy les voy a compartir algo, siempre me resisto a mencionar a Cortázar, pero tengo un problema con él, a pesar de que es uno de mis tres favoritos, he descubierto que me invitaba a ser, por medio de las cosas hermosas que escribía, alguien que no me era conveniente, por mucho tiempo intenté serlo, soñé serlo, pero verdad es que no que se logra, es algo con que se nace, yo ansiaba ser un cronopio, inocentemente creí que era posible, mentira! él sabe, yo lo sé, en el fondo todos lo saben, en la historia del mundo son tan contados los cronopios como los momentos en que la humanidad entera estuvo unida (talvez exagero un poco), que se comprenda mi punto. Fue cuando me di cuenta que en realidad somos famas, solo que algunos admiramos a los cronopios, o los disfrutamos, nos embelesamos escuchándoles, leyéndoles, observándoles.
Y no lo veo mal, pienso que en realidad, si el mundo está regido por los famas y nosotros queremos cambiar al mundo, entonces, seamos mejores famas, más conscientes con lo que nos rodea y así podamos percibir lo atolondrante, pero a su vez liberador que es este planeta. Entonces, a lo mejor nuestros hijos serán cronopios, o al menos disfrutaran de vivir en un planeta cronopiesco.
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